jueves, 3 de septiembre de 2020

An�lisis de Spitlings

Versión analizada Xbox One X. Copia digital proporcionada por Dead Good Media.

Entre las discusiones sobre teraflops y la velocidad de los disco duro ssd más rápidos se cuelan, a veces, videojuegos. Hoy hablamos de Spitlings, un título que podía programarse en una Megadrive, pero que llega en 2020 para ganarse el corazoncito de nostálgicos y usuarios de los party games más estrambóticos que existan. Massive Miniteam son los culpables que estemos hablando de esta nueva propuesta, un batiburrillo que coge ideas de recreativas clásicas con planteamientos vistos en títulos indies más recientes. El juego llega a todos los sistemas actuales, incluido Stadia, por lo que todos los jugadores tendrán la oportunidad de probar esta nueva idea tanto para jugar en solitario como si pueden unirse a nosotros tres jugadores más.

El drama se ha apoderado de esta pequeña especie de monstruos escupidores. El rascacielos en el que viven ha sido abducido por una peligrosa especie de criaturas burbujas que los han encerrado y los mantienen prisioneros. Nosotros, encarnando al último de ellos que ha quedado libre, deberemos superar niveles mientras conseguimos liberar a nuestros congéneres mientras bajamos cada una de las plantas del complejo. Curiosamente, la habilidad de escupir de nuestros protas resultará mortal para sus enemigos, por lo que no todo está perdido, hay esperanza. De esta forma se presenta la trama de Spitlings, un curioso título modesto pero que viene cargado de mucha saliva y buenas intenciones para hacernos pasar un rato la mar de entretenido.

Parece sencillo, pero la jugabilidad engancha cosa mala.

A ver, ya la historia resulta cuanto menos curiosa, pero aún más lo es la jugabilidad. La estructura es por niveles, cada uno de ellos consta de una sola pantalla. Los que ya peinan canas, recordarán recreativas del tipo Arkanoid, Bomb Jack o Snow Bros. Nuestro cometido será acabar con todos los enemigos que aparezcan para pasar a la siguiente fase… por lo menos la primera vez. Cada tres o cuatro niveles desbloquearemos a un escupidor que sumaremos a nuestro equipo, pero también accederemos a los niveles contrarreloj, que son exactamente los mismos que acabamos de cumplimentar, de manera que marcar esos tiempos provocará que liberemos a otro salivador y que accedamos a otra tanda de niveles de mayor dificultad. Este sistema de hacer una fase, mejorar el tiempo en el que la hemos terminado y conseguir la versión más difícil de la misma está claramente inspirado en Super Meat Boy, juego pionero en constituir esta estructura. Pero ¿cómo acabamos con los enemigos? Pues a escupitajos. Nuestros pesonajillos pueden echar gapos hacia arriba y hacia abajo, que también servirá para impulsarnos como si fuera el salto. Curiosamente, los “dientes” de nuestro personaje será el contador de salivazos que podemos dar antes de que se nos seque la boca. Si esto ocurre, podremos bien recorrer la salivilla que hemos echado pasando por encima o “recargar” nuestra boca rumiando durante un ratito como si fuese el cargador de un arma de fuego.

Pero… ¿es un shooter en 2D? Un poco, porque disparar, disparamos. Si hay un juego al que se parece es al inmortal Pang. Los enemigos tienen la manía de dividirse en versiones más pequeños de ellos mismos, como las pompas del juego de Capcom, además de rebotar por toda la pantalla para que nos aprendamos de memoria su mortal bote que nos matará al mínimo roce. Ahí tenemos el núcleo jugable, luego hay matices, como lo de poder disparar hacia abajo o que nuestras “balas líquidas” pueden quedarse pegadas en el techo y caer tras unos instantes, cosa que debemos aprovechar tanto como ataque como para recuperar rápidamente nuestra capacidad de disparar. De esta forma, deberemos medir muy bien las balas que gastemos y los saltos que necesitemos para conseguir acabar los niveles en los tiempos que nos piden, porque abusar del disparo puede provocar que nos quedemos indefensos en el peor momento posible. Los escenarios están muy medidos, deberemos tener las ideas muy claras cuando queramos hacer alguno de los tiempos que nos piden, pero el despiporre llega cuando tenemos tres compañeros que se nos unan a la partida, momento en el que todo vale y hasta tendremos más de un problemas para vislumbrar qué es lo está pasando en la pantalla. Y es que son muchos personajes y muchos escupitajos de un lado al otro.

El gremio de escupidores en amplio, tenemos mucho por hacer.

Como se puede ver, el diseño de Spitlings es minimalista y muy basiquito. Lo único que nos llamará la atención y por lo que sentiremos curiosidad será la apariencia que tendrá el nuevo bicho que desbloquearemos a continuación. Generalmente, los personajes que controlamos los jugadores tendrán colores más vivos mientras que los enemigos y el escenario tendrán tonalidades apagadas para que los primeros resalten más en un primer vistazo. Pero no será así siempre. Además de desbloquear monstruitos, también podremos ganar “temas” casi en la misma cantidad, que no son otra cosa que combinaciones de colores para que cambiemos radicalmente el diseño de todos los niveles. Así, en mitad de una partida podremos cambiar de paleta de colores por la que más nos guste. No es que sea un cambio radical, pero es curioso y se agradece algo así en un juego que requiere tan poco para funcionar. Destacaremos los tebeos que iremos consiguiendo conforme superemos niveles y que narrarán la historia de nuestros protagonistas, unos cómics interactivos que le dan algo de profundidad al esquemático argumento del juego.

Hay decenas y decenas de niveles, modo cooperativo local, en línea, competitivo y dentro de poco, un editor para que podamos montar los escenarios que nos vengan en gana. Spitlings divierte en solitario y lo pasaremos muy bien superando todas las pruebas que han ideado y rescatando a todos estos bichitos, pero el juego destapa el tarro de las esencias cuando se juntan cuatro jugadores en la misma partida. Risas aseguradas. Puede que a alguno le eche para atrás toda esa parafernalia de los escupitajos por escatológica, a otros no les llamará su esquemática apariencia mientras que los más escépticos no entiendan el potencial que puede tener cuando tenemos invitados en casa. Sea cual sea el caso, este título tiene algo, quizás le falte atractivo en el diseño o ser de una licencia más relevante, pero si probamos a jugar un par de niveles nos encontraremos que nos cuesta soltar el mando. Haremos dos tacadas de niveles casi sin darnos cuenta, un poco por la nostalgia recordando la serie Pang y otro poco por las novedades incluidas que encajan muy bien con su frenético ritmo. Primero jugaremos, terminaremos los niveles sin grandes problemas (al principio por lo menos), pero conseguir los tiempos en la segunda pasada será como resolver pequeños puzles en los que priorizar nuestros movimientos será clave. Puede que no te atraiga de entrada, pero apúntalo para probarlo en cuanto pueda, te puede hacer cambiar de opinión.

View the original article here



from WordPress https://cybersonday689753477.wordpress.com/2020/09/02/an%ef%bf%bdlisis-despitlings/

No hay comentarios.:

Publicar un comentario