Dormir menos horas de las necesarias provoca diversos efectos negativos en la salud y ahora una nueva investigación agrega otro más a la lista.
El equipo de Faith Luyster, de la Escuela de Enfermería en la Universidad de Pittsburgh en Estados Unidos, ha comprobado que dormir muy poco, y ocasionalmente demasiado, puede empeorar el asma en adultos aquejados por la dolencia.
El asma es una afección inflamatoria crónica de los pulmones. Millones de personas en el mundo lo padecen. Solo en Estados Unidos, hay 25 millones, según algunas estimaciones. La enfermedad puede interferir con la calidad de vida. Las vías respiratorias de los asmáticos son sensibles a estímulos que pueden inflamar y comprimir dichas vías respiratorias, dificultándoles la respiración. Hay muchos tipos de agentes estimulantes del asma, incluyendo el polen, el polvo, sustancias irritantes y alérgenos. Las emociones fuertes y el estrés pueden también desencadenar síntomas de asma.
Investigaciones anteriores revelaron que la mala calidad del sueño tiene un efecto negativo sobre los síntomas del asma en los adolescentes. La investigación realizada por Luyster y sus colegas muestra que los adultos con asma se ven igualmente afectados por un sueño insuficiente (o a veces excesivo). Entre las personas que duermen una cantidad inferior de las horas adecuadas o muy superior se registró, en comparación con quienes duermen normalmente, una mayor proporción de personas que sufrieron un ataque de asma en el último año y experimentaron más días con una calidad de vida mermada por culpa de problemas de salud.
Dormir las horas suficientes es un ingrediente imprescindible para mantener una buena salud. (Foto: NPS / Jacob Holgerson)
En el estudio se encuestó a 1.389 adultos de 20 años o más que se identificaron como asmáticos. Del grupo, el 25,9 por ciento dormía 5 horas o menos, el 65,9 por ciento dormía de 6 a 8 horas y el 8,2 por ciento dormía 9 horas o más Quienes dormían poco tenían más probabilidades de ser jóvenes y no blancos, mientras que los que dormían mucho tenían más probabilidades de ser mayores, mujeres y fumadores.
Los que dormían poco, en comparación con los que dormían lo adecuado, tenían más probabilidades de haber sufrido un ataque de asma, tos seca y una hospitalización nocturna durante el año anterior. Los que dormían poco también tenían una calidad de vida significativamente peor en cuanto a salud, incluyendo días de mala salud física y mental y días inactivos debido a la mala salud, y un uso más frecuente de la atención médica general durante el año anterior, en comparación con quienes dormían lo suficiente. Las probabilidades de que quienes dormían más de lo normal tuvieran alguna limitación en su actividad debido a las sibilancias fueron mayores en comparación con quienes dormían lo normal. (Fuente: NCYT Amazings)
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